martes, 11 de junio de 2013

Mushi wo tabenakereba narimasenka?

¡Buenas noticias, lectorcillo del Señor! ¡El tema ha sido definido! ¿Recuerda que hace poco dije que el debate estaba entre tres temas? Pues bueno, decidí arriesgarme un poco e ir por el que, me parece, sería más difícil de desarrollar: los insectos como fuente de alimento. "¿Difícil?" pregunta usted, con su mejor cara de sorpresa fingida. "¡Pero si ya está demostrado que debo comer insectos o si no se acabará el mundo!". Y es cierto, hay muchos argumentos a favor de la entomofagia que ya se han descrito hasta resultar trillados. Haré aquí una pequeña lista de los principales argumentos a favor de utilizar a los insectos (las variedades comestibles, al menos) como una fuente de alimento y después trataré de analizarlos a fondo y objetivamente con la información disponible:

     1. Su alto contenido de proteínas.
     2. Su costo relativamente bajo comparado con otras fuentes de proteína.
     3. Su gran disponibilidad.

Se han hecho estudios sobre la clase de nutrientes que aportan algunas especies de insectos. En el artículo "Nutritional and biochemical evaluation of the protein quality of four popular insects consumed in Southern Nigeria", escrito por K.E. Ekpo se evalúan cuatro especies comúnmente consumidas en ese país africano: las larvas del escarabajo de la palma africano (Rhynchophorus phoenicis) y del escarabajo rinoceronte asiático (Oryctes rhinoceros), las orugas de la mariposa emperador (Imbrasia belina) y una especie de termita (Macrotermes bellicosus). Para no entrar en los detalles más "hardcore" del estudio, basta con decir que se tomó un grupo de ratas al que se le alimentó con dietas basadas en cada una de las especies de insecto y una dieta basada en un suplemento protéico de referencia. Se determinó que una dieta en la que la principal fuente de proteína fuese cualquiera de esas cuatro especies de  insectos no difiere significativamente, en términos de la salud del individuo, de una dieta en la que la fuente principal de proteína sea cualquier otra (en el caso de este estudio utilizaron caseína como referencia; la caseína es la proteína presente en productos lácteos). Aunque el aporte de proteínas y otros nutrientes (obviamente) difiere entre especie y especie, es seguro asumir que no difiere lo suficiente como para ser relevante ya que las deficiencias se pueden cubrir con alguna otra fuente de alimento. En cuanto al aporte nutricional de estas criaturitas, entonces, no hay ninguna duda.

Por otro lado, ya que el organismo de los insectos es tan diferente del de los humanos, hay muy poca probabilidad de que al cultivar y consumir carne de bicho a gran escala ocurra algo similar a lo de la influenza "porcina" que fue noticia hace un par de años. Los patógenos que infectan a las variedades de insectos que se consideran comestibles no son capaces de infectar al ser humano. Un buen ejemplo de esto es uno de los insectos que aparecen en el estudio antes mencionado: el escarabajo de la palma. Este escarabajo carga un parásito (un nemátodo) que infecta a los cocoteros, y de hecho los escarabajos de esa familia son una de las principales plagas de estas plantas a nivel mundial, pero este parásito no afecta al ser humano al ser consumido.

Hablando del costo y capacidad de producción del "ganado insectuno" (se que es probable que esa palabra no exista, pero eso nunca detuvo a Lewis Carroll ni al Doctor Seuss), se dice que el cultivo de insectos tiene el potencial de ser más eficiente que la ganadería tradicional. Por ejemplo, se dice que los insectos tienen un potencial de conversión de alimento del 90% (es decir que por cada 10 kilos de, digamos, trigo que le alimentes a tus bichitos obtendrás 9 kilos de carne de insecto) a comparación del 30% de la fuente de proteína más eficiente que se consume a gran escala actualmente: el pollo. Se escucha bien, ¿no? Pero hay problemas, así que no se emocione.

Desde un punto de vista económico, la recolección manual de insectos salvajes es muy ineficiente. Desde un punto de vista ecológico es una práctica potencialmente peligrosa, ya que si se lleva a cabo con ignorancia y se recolectan insectos adultos antes de que tengan chance de producir a la nueva generación, entonces la población sufre mermas de las que puede no llegar a recuperarse; por otro lado, si se recolectan demasiadas larvas antes de que lleguen a la edad adulta y se  reproduzcan, el efecto es el mismo. Uno de los más grandes problemas de alimentarse de insectos es que la mayor parte de las culturas que practican la entomofagia "cazan" los insectos en su habitat natural y de hecho existen páginas como esta que fomentan la recolección de insectos salvajes para comerlos. Uno podría pensar que los efectos ecológicos de estas prácticas no se han hecho aparentes todavía en ninguna población, pero la FAO en su publicación al respecto advierte que estos efectos ya están empezando a ser evidentes en ciertas especies, entre las que se encuentran un par de polillas cuyas larvas comestibles son típicas de la cocina mexicana.

Otras prácticas de recolección tradicionales, llamadas "técnicas de semi-cultivo" por los expertos, tienen implicaciones ecológicas aun más severas. Por ejemplo, para cultivar la larva del escarabajo de la palma africano del que hablamos hace ratito la gente corta las palmas de la especie que más le gusta a los bichos para poner sus huevos, ya que estos lo hacen solamente en los tejidos dañados (es decir en descomposición) de los árboles. Técnicas similares se practican en lugares de Sudamérica, y los estudios que se han realizado al respecto indican que estas prácticas tienen efectos (no necesariamente negativos) muy prominentes en las poblaciones de las especies de palmas y otros árboles que se utilizan.

Al igual que con cualquier otro tipo de explotación de un recurso natural, entonces, hay manera de echarlo a perder. No hay que dejarse llevar por las cifras que indican que el 80% de la biomasa animal corresponde a los insectos, ni por lo que se dice que por cada persona hay entre 200 y 2000 Kg de insectos; por muy cierto que sea eso, solo una porción de todos esos bichos son comestibles. Tampoco hay que ser pesimistas, en verdad hay muchísimos insectos que se pueden comer. Sin embargo, como cualquier especie animal sobreexplotada, es muy posible llevar a algún insecto comestible a la extinción (o muy cerca) si no se cosecha de manera sustentable. La solución para esto parece ser la domesticación y cultivo controlado de las mejores especies comestibles. Si vio el video en TED sobre comer insectos, se habrá dado cuenta que apenas hace referencia a algunas empresas emergentes en los Países Bajos que se dedican a producir insectos comestibles en masa. Así que, ¿qué tan comunes son en realidad este tipo de prácticas?

El cultivo comercial de ciertas especies de insectos no es nada fuera de lo común, por ejemplo, los gusanos de seda o los grillos que le da de comer a su iguana (que todos sabemos que le encantan las iguanas, no lo niegue), y algunas cosas más exóticas como moscas genéticamente modificadas para autodestruir sus poblaciones. Sin embargo, hay una tendencia bastante clara en estos ejemplos: ninguno se cultiva específicamente para consumo humano.

Existen granjas de insectos que cultivan bichos para que los comamos (por ejemplo, hay granjas de grillos en Tailandia), y la misma publicación de la FAO (la cual esta indiscutiblemente a favor de la entomofagia) habla largo y tendido sobre técnicas de cultivo de insectos comestibles. Lo siguiente en la investigación será leer lo que estos tipos tienen que decir sobre esto, investigar de qué manera se podría industrializar y si ya se está haciendo en alguna parte.

Nos vemos en un par de días con la información actualizada. ¡No se me despegue del monitor de su computadora, lectorcillo!

2 comentarios:

  1. Mushi que?? o.O me hablas en idiomas que no entiendo! D:
    Me parece curioso que escogieras este tema, será interesante ver cómo haces para convencer(me) de que comer bichos es buena idea.
    Suerte con tu ensayo!
    PD 1: Por si tenías la duda, Muse sonaba de fondo mientras leía tu blog
    PD 2: Tuve que escribir este comentario otra vez porque Google me invitó a crear un blog xD
    -Gio-

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  2. Me parece muy interesante tu tema, pero creo que aunque el mundo se convenciera de que lo más sustentable, ecológico, barato y nutritivo fuera comer insectos, el reto real es cambiar la cultura de alimentación de muchos lugares (México por ejemplo) donde comer insectos resulta asqueroso jaja. Podrías hablar un poco de estrategias que podrían llevarse a cabo para convencernos de hacerlo.

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